A partir del nuevo escenario planteado en relación a la
incorporación de las nuevas tecnologías en la escuela, que posibilitan nuevos
entornos virtuales de enseñanza y aprendizaje (evea) y que ponen en discusión
los modos de enseñar y aprender y que interpelan a la escuela como institución;
los docentes y directivos debemos buscar y encontrar nuevas prácticas
educativas que se inscriban en el contexto planteado y que permitan ampliar las
potencialidades de construir equipos y ámbitos de trabajo colaborativo e
integrado en donde la evaluación no esté al servicio de la selección, sino al
servicio de los aprendizajes.
Es por este motivo, que viendo la necesidad, importancia, alcances, potencialidades, etc., de las TIC en relación a la inclusión digital, el desafío debe ser tomado como propio y dado que el conocimiento se construye “en” y “con los otros" y se comparte, las nuevas prácticas de evaluación deben ser construidas en congruencia con la reconfiguración de nuestras prácticas de enseñanza en pos de una justicia curricular y una enseñanza poderosa en relación al conocimiento flexible, en movimiento, ligado a la incertidumbre; la evaluación formativa debe contemplar diferentes mecanismos de retroalimentación que permita regular los aprendizajes y la enseñanza y propiciar la metacognición en pos de fortalecer el principio de educabilidad.
Es por este motivo, que viendo la necesidad, importancia, alcances, potencialidades, etc., de las TIC en relación a la inclusión digital, el desafío debe ser tomado como propio y dado que el conocimiento se construye “en” y “con los otros" y se comparte, las nuevas prácticas de evaluación deben ser construidas en congruencia con la reconfiguración de nuestras prácticas de enseñanza en pos de una justicia curricular y una enseñanza poderosa en relación al conocimiento flexible, en movimiento, ligado a la incertidumbre; la evaluación formativa debe contemplar diferentes mecanismos de retroalimentación que permita regular los aprendizajes y la enseñanza y propiciar la metacognición en pos de fortalecer el principio de educabilidad.
A partir de la integración de las nuevas tecnologías en la
escuela, el error escolar ya no se concibe como un obstáculo epistemológico,
dado que el error o el desconocimiento se configuran como elementos de
participación y construcción colaborativa en los nuevos contextos digitales. El
carácter colaborativo y en red está en el centro del éxito de la Web y se
fundamenta en el principio del “error” y el “no saber” como movilizador. El desafío para alcanzar una
evaluación formativa es promover y respetar las diferencias para luchar contra
el fracaso escolar y garantizar mayores niveles de inclusión social.
Las nuevas tecnologías abren las puertas de la emoción a
través del arte como ámbito para imaginar y plasmar experiencias en relación a
la democratización del conocimiento, la construcción identitaria, y la
producción, expresión y comunicación del conocimiento. Este camino hacia la
creación y producción inaugura una vía potente para la evaluación como
ejercicio de retroalimentación ya que las expresiones artísticas requieren un esfuerzo
aditivo que es el de la interpretación.
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